El comercio electrónico es cada vez más habitual. El auge de este medio de compra está provocando que muchas empresas se incorporen a este canal, a esta forma de comercio. Pero, sorprendentemente, muchos clientes abandonan el pedido en el último momento, justo antes de finalizar la transacción. En España esto ocurre hasta en un 60% de los casos y el motivo determinante es el factor “gastos de envío”.
Esta circunstancia provoca un gran problema ya que, la mayoría de las veces, el cliente está muy interesado en nuestro producto por motivos diversos tales como el precio, el interés en el propio producto, la promoción que se ha lanzado u otros. En consecuencia, deberemos tomar decisiones para mejorar los resultados de nuestras ventas.
Por un lado, no cargar en el cliente los gastos de envío sería lo ideal. Siempre que se pueda, esto es lo recomendable y siempre supone una ventaja frente a nuestra competencia.
Pero, si esto no es posible, una opción para optimizar las ventas es fijar unos gastos de envío comunes a todos los artículos. De esta manera, el cliente conoce de antemano el sobreprecio del producto, sea cual sea este y nosotros podremos compensar el asumir el coste de este gasto con un incremento del número de ventas.
Otra opción es que el cliente pague menos gastos de envío en la medida en que aumente su volumen de compras y, de esta manera, se compensan la rentabilidad derivada del incremento de las ventas con el coste de los gastos de envío.